El crítico cultural y los conflictos de intereses
La cultura es lo que anima y
orienta la práctica crítica, cuyo objetivo es la sociedad o, mejor, «el
discurso público predominante». [1]
Al
hablar de un discurso predominante, hegemónico el cual rige absolutamente todo
aspecto de la sociedad, el que garantiza los hechos y las acciones. Es frente a
esta que realidad que se orienta y desarrollan los procesos sociales, en donde
caminan autores, críticos, periodistas y escritores, frente a las mismas
realidades y de las cuales tienen mucho que decir.
El
crítico cultural entiende y manifiesta su opinión frente a una realidad social
o una cultura, sus funciones es emitir opiniones propias, sustentadas en la obra,
posteriormente divulgarlas con el fin de adquirir audiencia o público que lo
lea, lo siga y le entienda, es decir es sus manos esta plasmar ideas sobre un
elemento en especial, mostrando su posición, su pensamiento y su crítica.
Pero
por esa misma hegemonía y poder, el crítico puede obrar por guiarse algún tipo
de interés específico que impidan actuar con verdadera honestidad y sensatez.
“Un crítico debe afrontar un libro
o un autor con un espíritu de justicia y honestidad”[2]
Toda
construcción o producción no es el resultado de algo neutral u objetivo, puesto
que está relacionado con diversas prácticas y situaciones políticas,
económicas, religiosas, propias de un contexto. Es decir están en marcadas en
los aspectos socioculturales de una realidad. En manos del crítico está saber
expresar sus ideas con conciencia y razón, tomando en cuenta la importancia de
sus criterios hacia la misma sociedad.
La
función del crítico cultural es de catador, es quien distingue, prueba, asimila
y explica, las diferentes calidades y sabores de lo que analiza, mira, lee,
escucha, etc. con las cuales debe mostrar su imparcialidad y claridad hacia lo
demás, evitando afectar a la persona. De igual manera evitar las emociones o
sentimientos que alteren su criterio y su opinión.
En las manos del crítico esta afrontar retos y
configurarlos con sensatez con el único fin de llegar a explicar y mostrar una realidad
lo más objetivamente posible, dejando de lado interés propios, particulares,
construyendo críticas sin agraviar a las personas y su contenido.
“No aprovechar la ocasión para hacer
política literaria, hacer un favor a un amigo, lograr vengarse por algún
desprecio del pasado o demostrar que uno es más listo que el escritor reseñado”[3]
Mostrando
su neutralidad y sencillez, pese a que en sus manos puede estar el destino de
una persona, colega, escritor, artista, entre otros. Su frente debe ser neutral
que garantice el buen trabajo claro y preciso. Tomando en cuenta que las
relaciones de poder varían y cambian constantemente, nos movemos de forma
transversal, cambiando de sitio y de situaciones, construyendo nuevas alianzas,
dejando las antiguas. Pese a ello el crítico debe procurar quedar al margen de
los hechos, evitando la alteración de sus criterios.
Cuando se examina y critica una expresión artista,
es necesario ser conscientes delas distintas conexiones que tiene con las
fuerzas culturales dominantes, emergentes, políticas, religiosas, las cuales están
presentes en los contextos y realidades. Esto significa que la literatura no se
puede examinar de manera aislada, sino que se tiene que relacionar con otras
prácticas sociales que construyen una realidad. Trabajar con ética,
garantizando un trabajo con conciencia y conocimiento, permitiendo de esta
manera ser formales, no guiarse por amistades.
Ser profesionales al momento de dirigir la crítica,
garantizando criterio a detalle, evitando las influencias externas, sino
motivado por el arte y la expresión, enfocado en un público que espera de su
conocimiento e ideas para asimilar las expresiones artísticas.
BIBLIOGRAFÍA
·
FRANCIS
MULHERN ¿qué es la crítica cultura
·
EL PAÍS, La lección
·
ESCANDELL DANIEL. "No
es web para críticas. El crítico cultural ante los medios digitales y la
búsqueda de su espacio en la red"
Comentarios
Publicar un comentario